Me acuerdo, lo tengo tan latente en mi mente que puedo relatarlo. Pero es entendible que hay pedazos de aquella vez que no me acuerde ni pelota.¨[Kelly Brown- The Earlies] Salí a tomar la micro enojada, cerré la puerta y por suerte no la saco con la fuerza de mi maniobra. Caminé apurada por la villa, casi corriendo por que el puto frio me congelaba hasta las entrañas, y con lo atrazada que iba solo pude ponerme el polerón negro. No podía evitar una leve sensación de arrepentimiento al estar parada en medio de la calle, viendo los autos pasar con expresión de perdida... y así lo estaba. Miré por enécima vez la hora en mi teléfono, al fin captándole mentalmente y tomando conciencia de ella: 22:50. El silencio de la calle en la ausencia de vehículos hacían que mi inseguridad se aumentara al doble, y empecé a cavilar si debía devolverme a mi casa o no. La pelea con mis papás no lo ameritaba, tampoco la lucha por conseguir ese puto permiso, ya que la excusa de que iba a estudiar ni el papa me lo iba a creer. Ni el ser con la mente más ingenua de la vida... además, nadie va a estudiar con un vodka guardado en la mochila, o si?. No importa. Me senté en la fría acera esperando el bus. Y el frió, estaba por matarme, esperaba que lo hiciera. Esperaba que alguna vez me diecen los cojones para pararme en el puente Pio Nono y lanzarme al mapocho, o tirarme en el metro específicamente en alguna estación de convinación para que al momento de mi muerte poder aprovechar de cagarles el día a unas cuantas personas en venganza de... nosérealmentedequé. Llegó el bus y aparcó frente a mi. Pude ir cómodamente sentada durante el trayecto puesto que solo habían cuatro personas más. Miré por la ventana, mientras la música que salía por los audífonos me reventaba en los oídos. La lluvia de mierda había vuelto, aquello logró hacerme considerar la opción de devolverme, debido a que mis ganas de estar sola triplicaban las ganas de ir a una estúpida fiesta, y quedarme en un rincón con un vaso de algún tipo de alcohol en una mano y con un cigarro en la otra, viendo perdedóramente como todos los demás bailan y lo pasaban bien, mientras yo no quiero otra cosa más que no haber ido, sintiéndome una imbécil con ganas de salir corriendo de allí rebalsando incomodidad. Pero ya estaba muy encaminada, me tomé cinco minutos para olvidar mi pensamiento anterior, y lo logré.
Al bajar de la micro lo primero que hice fue prender el último cigarro, en ese tiempo fumaba lucky stricke corriente, más amargo que la puta. Pero la necesidad de marearse eran muchas como para comprarse lights, y fumar aire, como decía el. Ya, me dije. Caminé soslayando el hecho de que mis zapatillas estaban empapadas y pronto lo estaría yo entera, mi cabello chorreaba, pero yo estaba preocupada de que el cigarro no se me apagase, y por supuesto de encontrar la casa a la cual iba. De pronto, mi celular comenzó a vibrar y de inmediato supe que sería mi mamá o mi papá webiandome por alguna estupidez, y como de costumbre no contesté. Me puse idiota cuando comenzó a sonar por tercera vez, asique lo apagué y pronto me despreocupé al respecto.
- Llegaste - me dijo ella cuando me vió cruzar el umbral de la puerta.
Aún no ponían música, menos mal así no tenía que gritar.
- No, soy una ilusión- respondí ácidamente, entregándole la botella de vodka a B, que había conseguido robar de un super mercado.
- AAAAAAAAAAAA, llegó A alfín - supe que había llegado F, el cumpleañero, que se anunció con ese grito mientras entraba al living comedor. Detesté el hecho de que lo hiciera, pues todas las caras se volcaron a mí y me senti asquerosamente observada y no aguanto eso. Entre más desapercibida paso es mejor para mi.
Esquivé su abrazo y mientras le deseaba felices 18 años.
* * *
[ Baptism- Crystal Castles.]
Estaba entre la multitud. Tenía los ojos entrecerrados, y miraba el techo a cada tanto. La oscuridad era interrumpida por las luces que de repente salían rojas, verdes o amarillas. La música, era mi cerebro, era mi interior. Sentía que mi corazón latía al compáz de ella, al igual que mi respiración que se confavulaba con las luces. Todo era perfecto. Mi cuerpo era una pluma, que flotaba en el aire cada vez que cerraba los ojos por completo, podía estar allá y aquí a la vez, podía reír como quisiese, podía gritarle al mundo cuánto lo odiaba sin ninguna vergüenza. Era yo, pero sin esa caparazón de mierda que me imposibilita a hacer tantas cosas que me gustaría pero por uno u otro motivo (que generalmente me autoimpongo sin razón aparente) no lo hacía. Y me aíslo. Aquello se mezclaba con mis ganas de reir y me imaginaba como me vería de manera externa, y en vez de avergonzarme de mi misma me producía curiosidad, si yo fuese una persona cualquiera me darían ganas de conocerme. Pero cuando me dé cuenta de que no hablo querré salir corriendo. No importa. Cerré los ojos de nuevo, y otro trago más de lo que sea que haya estado tomando, el mundo me daba vueltas, pero no sabia si era porque estaba bailando con mucho ímpetu o si estaba muy ebria, o todas las anteriores. El piso se movía de una forma impresionante, al abrir los ojos y que las luces dieran contra mis ojos se sentía como un choque eléctrico que llegaba hasta lo más profundo de mi cerebro, y me hacia sentir más alegría y dicha de mi estado de felicidad mediática. Un juego de luces nuevo me dejó parada y helada. Todo se veía tan hermoso... la luz blanca reflejaba la mirada perdida de todos, los movimientos entrecortados me hacían pensar de que yo estaba en una dimensión distinta a la de todos y eso me encantaba. Me puse las manos en la cabeza y comencé a dar vueltas de nuevo, en el reducido espacio que se guardaba entre los cuerpos extaciados y sudados que se movían sin deternerse. De pronto sentí mi estómago revolverse y me arrastré al sillón que logré divisar en un segundo de racionalidad. Me lanzé a el y me tapé los oídos, apreté los labios y traté de respirar. No quería vomitar, quería seguir tomando y quedar cada vez más borrada, quería disfrutar mi estado no juicioso. Llegó C y se sentó a mi lado, me profirió unas palabras inentendibles en el oído, yo solo dije que sí esperando que no fuera una pregunta. Fue ahí cuando me tomó de la mano y subimos las escaleras tambaleándonos como si fuésemos bebés recién aprendiendo a caminar. Casi gateando llegamos arriba, y entramos a una de las tantas habitaciones. Me senté de inmediato en la cama, pues no podía mantenerme de pie, mis piernas se doblaban solas y mi cabeza no se mantenía de frente. Estaba enferma de ebria, sin embargo, me gustaba, me reía de mi misma y de los demás, me sentía libre. Si, eso era, libertad plena de mí misma. C ensendió la luz y pude darme cuenta de que estaba B, J y P. B me sonrió, y no dudé en devolverle la sonrisa.
- Ya, A y C, ustedes que nunca se han embarcado en este viaje... - era evidente que P estaba igual de ebrio que nosotras- No deben asustarse.
- No, primero quiero fumar marihuana- se quejó C, arrastrando las palabras de manera sucia.
- De acuerdo, lo que quieran las preciosuras.- bisbiseo J metiéndose las manos en sus bolsillos y sacando un porro listo.
[ Angry- Skrean]
Lo observé y una sonrisa de complacencia se dibujo en mi cara. No, no pude evitarlo.
B prendió el porro, fumó lentamente de el y al momento de que infló el pecho y contuvo el humo me lo entregó a mi. Fumé como si fuese la última vez en mi vida que fumara hierba. Me preocupe de sentir cada detalle del humo pasando a través de mi traquea, conductos nasales y no sé que otra cosa, hasta que llegaran a mis pulmones y los llenaran. Altiro en mi ebriedad, supe que era del más tóxico, la habitación se nubló con el humo de inmediato y producía somnolencia de tan solo sentir el bendito olor. La cabeza se me fue para atrás y me fui a la más alta de las nubes. Cerré los ojos y pude sentir mis neuronas haciendo sinápsis y también logré sentir también el sonido de los choques eléctricos entre ellas. Sentí que mis labios sonreían, y como se movían lentamente los músculos del rostro. "A, A, A.." sentía a lo lejos que me llamaban, pero creía que era uno de los fantasmas que veía entre la tenue luz de la habitación mezclada con el humo del porro y lo ignoré. De nuevo llegó el porro a mis manos. Fumé y retuve el humo todo el tiempo que pude soportarlo, hasta que la garganta me llegó a doler del ardor. Tosí. Inmediatamente C se rió de aquello y me reí con ella, y al segundo después no tenía idea de que me reía, solo lo hacia porque no dejaban de nacerme las ganas desde mi interior y era incontrolable. Me puse de pie.. la música que sonaba amortiguada desde afuera sonaba como si fuese de otro planeta, y eso me atraía, pues yo quería irme a otro planeta. Sonriendo comencé a moverme de manera extraña, perdida en el tiempo y en el espacio, no sabía dónde estaba, no sabía que día era, solo sabía que estaba flotando en una nube tóxica que alimentaba mi estado ebrio y drogada, la espalda me hormigueaba, y pensaba que estaba sola en medio del infierno por el calor que hacía. Al abrir los ojos me dí cuenta que B me seguía observando de forma amigable, pensaba que era un personaje salido de los cuentos, jamás había entablado una conversación decente con el, y casi siempre discutíamos por alguna cosa. No importa A, está todo bien así, me decía a mi misma mientras me seguía moviendo, y sentía las gotas de sudor bajar por mis piernas, mi abdomen, mi espalda y mi rostro de una manera lenta, aburrida y somnolienta. Me detuve para sentir la exquisita sensación de mover lentamente los dedos de las manos, podía sentir una energía entre los dedos que me acentuaban el tacto del oxigeno que pasaba por entre mis dedos. No me di cuenta cuando estábamos bajando al primer piso y las luces eran estratosfericas, era como estar en el espacio y meteoritos chocaban con planetas y estrellas fugaces explotaban por doquier.
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